viernes, 3 de agosto de 2018


Para mis amigos del Jubilar Villa Rosita

Hoy viernes día 3 de agosto, día caluroso donde os haya, he entrado en la cocina y me he hecho un sitio. Me he dejado llevar por los recuerdos de casa de mi madre, y me he puesto a cocinar. Este es mi relato dedicado especialmente para mis chicos del Jubilar.

En uno de los días más calurosos del año, unas lentejas, con dos cojones.

INGREDIENTES

-         Dos puñados de lentejas (francesilla, en este caso) por comensal. Yo he puesto siete, como mi madre, dos para cada uno y tres por si viene alguien.
-         Dos pellizcos de sal (si hubiera tenido agua de mar, mejor que mejor)
-         Una varita blanca de apio cortada en trozos menudos
-         Una zanahoria cortada con el mismo estilo
-         Tres, cuatro dientes de ajo sin pelar
-         Un chorro de aceite de oliva
-         Y agua, tres cuartos de la olla y una jarra para ir añadiendo.

LA COCCIÓN

Empiezo la cocción a fuego fuerte y cuando comienza a hervir lo bajo a un nivel medio. Estoy atento y no me separo de la cocina, para lo cual dejo en la nevera próxima unas cuantas cervezas (yo hoy  me he servido dos) y voy probando el guiso  fin de confirmar si las lentejas están cocidas o les falta agua, las rectifico de agua y sal y me abro la segunda cerveza.
Cuando la lenteja está en su punto (un pelín antes si es una vitro, para que el calor residual siga haciendo su trabajo), la retiro del fuego.

EL SOFRITO

Aquí es donde viene el secreto familiar que tantas veces he visto a mi madre. La ocasión merece abrir una buena botella de vino, en esta es un tinto de Valtiendas que se ajusta  perfectamente al proceso.
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     Una cebolla, hermosa, un tomate pequeño pelado y pimentón agridulce del valle de Ambroz (Caceres)

Preparo la cebolla en trozos menudos y la frio en aceite de oliva hasta que “pierda el orgullo”, en ese momento añado el tomate rallado y bajo el fuego. Dejo a la sartén su ritmo y antes de que se requeme la cebolla la retiro del fuego y paso a la operación más delicada del proceso. En ese momento me pongo otro vino. Espolvoreo media cucharada de pimentón agridulce sobre el sofrito y remuevo rápidamente para que no se queme (os habéis dado cuenta que ya estoy fuera del fuego) lo añado al guiso y lo dejo reposar.

Antes de servir, coloco la cazuela en el fuego y a punto de ebullición remuevo y en un minuto estará lista para servir.

COSAS MUY IMPORTANTES A TENER CUENTA

El vino ha de ser bueno. Fundamental

Yo he pedido a mi compañera “que ni me mire” cuando estoy haciendo la comida. Es muy importante.

Como solo me voy a dedicar a la cocina y tengo tiempo de sobra, es conveniente ir limpiando los “cacharros” según se van utilizando. Solo nosotros sabemos que en caliente las cosas se limpian mejor. Los cuchillos de cocina no hace falta “mandarlos” al lavavajillas, se lavan y secan y vuelven a su sitio. Al final es importante terminar con una sola cazuela y dos vasos de vino, uno para mí, y otro para la compañera que tanto nos ha ayudado a ser como somos.

Un beso

Boli